Di adiós a estas secuencias: estas son las combinaciones de números que no debes tener de contraseñas en cajeros automáticos
Expertos en ciberseguridad alertan sobre los códigos más vulnerables en cajeros automáticos. Evita estas combinaciones y protege tu dinero
Parece obvio, pero aún millones de personas caen en el mismo error: elegir contraseñas fáciles de adivinar. Los cajeros automáticos siguen siendo uno de los blancos favoritos de los delincuentes informáticos, y muchas veces no necesitan técnicas avanzadas para vaciar una cuenta. Solo les basta con probar combinaciones simples y comunes. Los números que usás por comodidad pueden estar jugando en tu contra.
Las claves más usadas y más hackeadas
A pesar de lo que pueda parecer, "1234" sigue siendo el código más común en todo el mundo. Le siguen otras combinaciones igual de predecibles, como "0000", "1111", "1212" o años de nacimiento como "1990" o "2000". Estos números suelen ser los primeros que prueba un criminal cuando tiene acceso a una tarjeta o clona una banda magnética. La razón es simple: muchas personas seleccionan secuencias que resultan fáciles de recordar, pero también sencillas de adivinar.
Otro error común es el uso de cifras repetidas, como "4444" o "8888". Aunque puedan parecer al azar, estas combinaciones son de las primeras que intentan los programas utilizados por los delincuentes digitales. El uso de fechas personales, como los cumpleaños, también aumenta el riesgo. Estos datos generalmente están disponibles en plataformas sociales o registros públicos, lo que facilita la labor del atacante.
Cómo crear una clave segura y olvidarte del miedo
Los especialistas en protección financiera sugieren utilizar combinaciones aleatorias que no sigan un patrón claro. Es recomendable elegir secuencias de números variados, sin repeticiones, que no tengan ninguna conexión con datos personales. Una práctica eficaz consiste en establecer una clave que tenga un significado solo para ti, pero que sea incomprensible para otros.
Modificar la clave de forma periódica también resulta beneficioso. Aunque pueda ser incómodo, cambiar la contraseña de tu cuenta bancaria cada tres a seis meses podría marcar la diferencia entre preservar tu dinero o sufrir un robo. Además, es esencial nunca revelar tu clave ni anotarla en lugares donde puedas perderla. La contraseña más segura es aquella que únicamente tú conoces… y que, además, te cueste descifrar.