Este es el cometa que volverá a verse desde la Tierra luego de 50 mil años

Luego de una ausencia de 50 mil años, un cometa procedente de lo más profundo del Sistema Solar podrá ser captado a simple vista desde suelo terrestre a finales de enero, para lo cual no serán necesarias herramientas sofisticadas para presenciarlo.

El cometa llamado "C/2022 E3 (ZTF)", es un pequeño cuerpo rocoso y helado, de apenas 1 kilómetro de diámetro, que fue hallado por el telescopio Samul-Oschin del Observatorio Palomar con sede en California, y responde al programa "Zwicky Transient Facility".

La ubicación de este cuerpo celeste ocurrió mientras pasaba por la orbita del gigante gaseoso, Júpiter, y la semana entrante estará cerca del Sol, pues los astrónomos han seguido la trayectoria durante meses, lo cual les permite conocer su rumbo.

El próximo 12 de enero "C/2022 E3 (ZTF)" estará en el punto más cercano al Sol, es decir, su perihelio, algo que afectará su composición, dado que el hielo del objeto será evaporado, es por esto que se apreciará una cola, producto del reflejo de la estrella.

Este es el evento que se podrá observar desde la Tierra, en un comienzo desde el hemisferio norte, en tanto que el cometa se vaya acercado hacía el planeta y su brilló se notará con mayor intensidad cuando este más próximo al planeta azul.

Aunque el paso de "C/2022 E3 (ZTF)" no será tan deslumbrante como aquel del Hale – Bopp en 1997 o Neowise, apenas en 2020, si podrá ser visto sin ningún inconveniente cuando pase por la Tierra, a pesar de su tamaño que comparado con los otros dos objetos, resulta pequeño.

Bastará una buena vista, unos binoculares y una noche despejada para ver el cometa, aunque hay que tener presente que la contaminación lumínica puede ser un factor en contra para presenciar el espectáculo, por ello, encontrar un punto alejado de la ciudad será la mejor opción.

Los astrónomos confían en que "C/2022 E3 (ZTF)" sea más brillante de lo previsto según cálculos iniciales, y también esperan que la luz de la luna en ese momento no incida demasiado para ver en todo su esplendor al cuerpo celeste.

AG